Tiene total libertad para decidir qué es fuera de juego y cuándo una mano es penalti

“Me llaman mono, pero no porque sea guapo, jaja”. Con este buen humor nos recibe Eusebio, apodado como “El Mono del VAR”, en su céntrico despacho de la Castellana. El simio más poderoso de España se presenta afable, cercano y bromista, muy lejos de la imagen que tantos y tantos aficionados al fútbol tienen de él. “La gente cree que soy mal tipo por gozar de tanto poder, pero debo ser de los pocos que ha trepado árboles y no a compañeros. Me considero buen animal y amigo de mis macacos”.
Eusebio no siempre ha estado al frente del VAR. «He tocado todos los palos, nunca mejor dicho. Durante la época de Villar, con el que tenía mucho feeling, me encargaba de decidir los horarios de la Liga, y con Rubiales me pusieron al frente de Protocolo. Tenía que enseñarle al presi cosas como cómo comportarse en un palco, o durante la entrega de trofeos… Creo que lo hice bien, Luis aprendió muy rápido. Agarrándose los huevos era un fuera de serie».
Al ser preguntado sobre la polémica de esta semana nos pide que especifiquemos un poco más. «Algo habrá pasado, seguro, pero es que no leo la prensa, es muy dañina». Una vez le aclaramos que la gente busca explicaciones sobre el fuera de juego de Lewandoski, Eusebio salta encima de la mesa y comienza a soltar chillidos y a lanzarnos cosas, lo que según su secretaria significa que «se ha enfadado».

«Qué queréis que haga, sólo soy un mono», insiste Eusebio, que nos recuerda igualmente que él «no creó este sistema de mierda» sino que tan solo «lo dirige cada fin de semana».
Eusebio recuerda que fue elegido para el puesto «por ser el más competente de los árbitros durante las pruebas realizadas», y se defiende con su currículum. Y es que fuera del fútbol el mono atesora otros cuantos puestos importantes, como portavoz de Gobierno o guionista del Hormiguero.
¿Un mensaje para sus muchos detractores?. «Sí, que esto es una jungla y yo sólo trato de ganarme la vida. Tal vez deban criticar a quien me puso en el cargo. Ya veis, yo no tengo pelos en la lengua ni me ando por las ramas. Bueno, tú ya me entiendes…»